jueves, 28 de octubre de 2010

Yoda Vs Darth Vader, tiene solución.

En una de tantas tardes en que mis hijos juegan con sus espadas de Star Wars (creo que no hay niño que no le gusten), decidieron llevar el juego al dormitorio de uno de ellos, que no tiene techo alto. Luego de varias caídas, golpes, cabezasos contra la pared, piso y etc, escuché un POOOOOOOOOM. Y enseguida un "correeeeeeeeeeeeeeeeee".

Rompieron algo que yo creí irrompible, una lámpara de plástico de 15 soles que colgaba del techo. Además por su puesto el foco ahorrador de bola, que la verdad, fue como una explosión, porque adentro no sé qué gases tiene que me hizo recordar los comienzos de la década de los 90.

Miré la lámpara de plástico y pensé que tenía solución.
Pasaron unos días.
Pasaron las amenazas maternales.
Me pasó lo molesta que estaba.
Y con 4 papeles bond, impresos en 2 diferentes tonos de verde y un poco de cola sintética curé a la lámpara.
¿cuánto durará hasta que Han Solo, Darth Vader, Yoda, o sabe dios quién vuelvan a hacerle una cicatriz más? 
Desconozco mayormente señoras y señores.

Fotos: Ximena Barreto


miércoles, 20 de octubre de 2010

Flores: naturaleza impresionante

Siempre me han encantado las flores, mejor dicho, me han capturado. Mirarlas es una actividad que me encanta y en la que me puedo pasar horas. Tienen la combinación de la ciencia con el arte que me alucina. Esa explicación científica del porqué, en determinada parte de un pétalo, el color cambia, tiene su lógica, asi como 1+1=2. ¡Pero cómo podríamos explicar que esta lógica es completamente fabulosa para los ojos! ¡¿cómo?! No lo sé, pero de lo si tengo certeza es que nunca he visto una flor fea, huachafa, aburrida. ¡Que viva la naturaleza! He dicho.
Fotos: Ximena Barreto

Esta flor la descubrí cuando fui a comprar unas flores blancas que funcionaran para el blog de mi amiga Milagros Leiva. http://blogs.elcomercio.pe/semevaeltren/2010/06/no-me-lances-el-bouquet.html

Del blanco al morado
Lástima que no me acuerdo cómo se llaman.



Esta la tomé en Tarapoto. Me quedé pegada al magnetismo de la selva. En otro post les contaré de nuestra maravillosa selva.

Shismay es un pequeño poblado de Huánuco. Esta maravilla crece ahí, como el pasto.

La Margarita es mi favorita. Sencilla y potente.




viernes, 15 de octubre de 2010

Los botones de mi mamá

Este es uno de mis favoritos

Texturaaaa

Blanco para un saco sesentero

Crudo

Cuando era niña no había escondite que se me escapara en la casa. Si a alguien se le perdía algo, me preguntaban y yo respondía con la ubicación precisa. Así, tenía todo absolutamente clasificado en mi cabeza.

Entre las inspecciones rutinarias a los cajones de mi mamá, siempre me detenía en la lata de sus botones. Me parece que eran de cuando ella era muy joven. Entre muchas otras de sus cosas, ¡me fascinaban! Mi mamá cosía, le encantaba, se hacía ropa para ella, para mi y mis 3 hermanas. Siempre habían Burdas por mi casa, retazos de telas que yo la acompañaba a comprar. No había fiesta de prepre, pre o prom que mi mami no nos cosiera un vestido único, diferente y especial. “Vístete diferente al resto”, siempre nos decía. Y eso me ha quedado grabado en el cerebro para siempre.

Felizmente a las que quisimos, y que creo que fuimos las 4, mi mamá nos enseñó a coser y tejer. Y eso lo agradezco y disfruto infinitamente.

Siempre me pregunté para qué servirían sus botones, y la verdad, que yo me acuerde, ella nunca los usó. Lo digo porque ahora ¡los tengo!, lamentablemente sin la lata color negro con líneas blancas que ya no se dónde estará. Pero, ¡los tengo!, una de mis hermanas me los dio hace poco. Les he prometido a las 3 que les voy a hacer algo chévere con ellos, y así lo haré, en mis mil planes próximos está.

¿Qué tiene el look retro de estos botones de encantador?, ¿será que realmente tiene un valor estético especial, o será la nostalgia que siento por mi mamá y por mi infancia? Creo que una mezcla de ambas cosas.

Espero que este proyecto de botones de mi infancia me llene de alegría, tanto como a mi hermana mayor, quien hace unos días se encontró y compró, en los anticuarios de Surquillo, un reloj idéntico al que mi mami tenía en su velador. ¿O será el mismísimo? 

Fotos: Ximena Barreto